sábado, 2 de mayo de 2020

Cuento Encadenado

“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí” (Monterroso)
Se asustó y se fue al baño a darse una agüita para quitarse esa imagen del dinosaurio. 
Pero por mucho que se duchaba o se lavaba, esa imagen del dinosaurio permanecía. 
Muy agobiado se miró al espejo y vio cómo el dinosaurio iba avanzando poco a poco hacia él. 
Se le acercó y le dijo: 
-No te duches.  Es peligroso. 
 Pero él se quería duchar y entonces le preguntó:
- ¿Por qué no me puedo duchar?
Y el dinosaurio dijo: 
- Porque esa agua es mágica y te convertirás en un diminuto muñeco.   
-Y si te conviertes en muñeco te pueden pasar cosas que no deberías ni imaginar, como por ejemplo despreciarte, tirarte, arrancarte la cara, los brazos y las piernas. 
Pero no le hizo caso: no creía la palabra de un dinosaurio.
Seguidamente, se metió en la ducha y cuando el agua comenzó a caer sobre su cuerpo se asombró al descubrir que el dinosaurio tenía razón. Su cuerpo se estaba haciendo cada vez más y más pequeño, hasta quedarse con el diminuto e insignificante cuerpo del tamaño de una muñeca. 
Inmediatamente él pensó:
 - ¿Cómo es posible?
 Se salió lo más deprisa que le permitía su cuerpo diminuto, después fue a buscar al dinosaurio. Buscó por un montón de sitios, pero no lo encontró.
Siguió y siguió buscando el dinosaurio, pero al final estaba en el jardín porque había descubierto una tumba. 
Era de su hermano pequeño, el dinosaurio Evaristo, que había desaparecido hace unos cuantos años, después de escaparse de casa sin permiso por la ventana de su cuarto. 
 Y se puso a llorar y a escarbar en la tierra donde estaba la tumba de su hermano, que por casualidad encontró un antídoto, se lo tomó y volvió a su estado natural.
De repente, vio un platillo volante lleno de aliens que venían a por el dinosaurio, pero como no estaba, se llevaron al señor como rehén y se fueron a Marte, la tierra perdida de los dinosaurios. Allí esperaron a que el dinosaurio viniese.  
Cuando llegaron a Marte, el señor miró a ambos lados y se quedó muy impresionado. Les preguntó que dónde estaban y los alienígenas se lo explicaron. Entonces, esperó a que fuera de noche para buscar por todo Marte luces para intentar comunicarse con la Tierra y escapar. No encontró ninguna, pero llegó a la conclusión de que la mejor linterna era el Sol y empezó a maquinar un plan.
 Su plan era coger un panel inmenso de plástico para quemar un poco el suelo y poner “Socorro, estoy en Marte, me han cogido y me quieren cambiar por una cosa de la Tierra.
El dinosaurio vio lo que puso el señor: ``Socorro estoy en marte me han cogido y me quieren cambiar por una cosa de la tierra´. Cuando llegó intentó ayudarle, pero el alienígena le pilló y también le encerró con el señor.
Un niño alienígena les vio y les dijo:
- ¿Que hacéis aquí?
A eso le respondió el señor:
-Me raptaron hace un par de días y pedí un rescate, pero vino el dinosaurio y lo cogieron también y ahora estamos encerrados los dos.
-Yo soy un alienígena.  Bueno, os sacaré.
El alienígena empujó la puerta y el dinosaurio y el señor escaparon.
Todavía permanecían en Marte. No sabían hacia dónde ir cuando frente a ellos vieron un edificio grandísimo. Fueron hacia allí y descubrieron que era como un aeropuerto de naves espaciales.
Decidieron subirse en una y el dinosaurio dijo: 
-Creo que sé cómo pilotar.
Después de unas horas de viaje llegaron de nuevo a la tierra.

Y en la Tierra, fueron felices, comieron perdices y a mí me dieron con el hueso en las narices.


3 comentarios: